Nelson W. Canals, Sociólogo y Jurista

       Para los europeos, el 12 de octubre de 1492, es una fecha memorable. Sin embargo,  para los habitantes del nuevo mundo fue una tragedia de enormes proporciones.  Hoy nadie discute que el llamado descubrimiento desembocó en la conquista militar,  posesión y colonización de territorios y habitantes originarios de una cuarta parte del Planeta. Para justificar la explotación de los recursos naturales de las tierras conquistadas,  la sumisión y esclavitud de los indígenas fue convenientemente articulada una doctrina teológica-jurídica por los reyes de España y la Iglesia Católica Romana.

Los Reyes españoles le consultaron al Papa Alejandro VI sobre los derechos, que ellos reclamaban, sobre  la posesión y dominio de los territorios “descubiertos” por Colón. El Papa, en su bula Inter caetera, (1493) autorizó a los Reyes Católicos a apropiarse de aquellas tierras encontradas por sus navegantes, que no estuvieran bajo dominio de otro rey o príncipe cristiano. Además, ordenaba a los Reyes a cristianizar a los habitantes de los territorios conquistados. Esa determinación,  autorizó a  Colón, a nombrar cristianamente y tomar posesión de los  territorios que avistaba en nombre de los Reyes Católicos e implantar una cruz como símbolo de dominio cristiano. Así, mediante la conquista por la espada y la imposición de la cruz, se inició el dominio de lo  que hoy denominamos América.

Esa conquista y dominio se ha justificado hasta hoy por la Doctrina del Descubrimiento que decretó el Papa Alejandro VI.  Muchos monarcas europeos, especialmente los portugueses,  cuestionaron la validez de esa doctrina. Algunos Monarcas europeos la disputaron y adquirieron nuevos territorios de los españoles, pero, frente a los habitantes y dueños originales de las tierras ocupadas, los Monarcas afirmaron  la Doctrina del Descubrimiento.

Hoy día, la Doctrina del Descubrimiento ha sido repudiada por diversas organizaciones defensoras de los derechos humanos de los indígenas,  en la Organización de Naciones Unidas y específicamente  por la Obispo Presidente de la Iglesia Episcopal de Estados Unidos de América. Sin embargo, esa doctrina, de hace mas de 500 años, promulgada por una Bula Papal, prevalece en la jurisprudencia del Tribunal Supremo de Estados Unidos. ¡Cosas veredes!

Para nosotros,  es importante que se invalide esa doctrina,  porque  España la utilizó para justificar el título de propiedad sobre Puerto Rico y que pretendió traspasar a Estados Unidos en el Tratado de París de 1898.  España cedió lo que no le pertenecía a Estados Unidos, quien a su vez exigió el territorio y sus habitantes por derecho de conquista.  Ambos imperios se disputaron el territorio de Puerto Rico, España por su “descubrimiento” y Estados Unidos por su conquista, ¿y los Boricuas, qué?  ¡Que viva el “descubrimiento”!  Que también quiere decir quitarle la cubierta de mentiras a la historia.